“Esto generará que la vid sienta que está muriendo, comience a secarse y por lo tanto a modo de supervivencia, como cualquier ser vivo en estado de apocalipsis donde se siente morir, trata de dejar su mejor descendencia para mantener la especie liberando toda su energía hacia los frutos y concentrando toda sus propiedades y carga genética en la semilla que es lo que va a permitir la mantención de la especie.
Para cuidar de esta semilla, que se encuentra dentro del fruto, la planta genera en la piel del grano una materia colorante mucho más intensa para llamar la atención de los pájaros quienes vendrán a comer la uva.
Por otro lado la piel será mucho más gruesa, para que el pájaro al comerla, los ácidos digestivos de su estómago no afecten a la semilla y cuando la libere en forma natural, ésta quede intacta y pueda seguir su proceso natural de germinación en la tierra.
Traducido a niveles enológicos, este proceso es magnífico. Mayor concentración de azúcar por la restricción de agua, engrosamiento de la piel del grano de uva que va a aportar mucha más materia colorante al vino y una semilla con muchas más propiedades.
Forzamos nuestras vides al maximo porque sabemos lo que nos pueden dar.
Traducido a niveles enológicos, este proceso es magnífico. Mayor concentración de azúcar por la restricción de agua, engrosamiento de la piel del grano de uva que va a aportar mucha más materia colorante al vino y una semilla con muchas más propiedades.
Forzamos nuestras vides al máximo porque sabemos lo que nos pueden dar.”